Luxación de Hombro ¿Qué es?

Es una lesión anatómica en la cual las superficies articulares del hombro pierden el contacto por completo. En caso de que la pérdida de contacto fuese solo parcial, estaríamos en el caso de una subluxación. Esta lesión tiene una prevalencia importante sobre todo en hombres, de entre 15 y 40 años. En concreto un 95% de los casos, en algunos estudios, corresponde a menores de 20 años mientras que en otros estudios, el porcentaje más alto para mayores de 40 es de un 15%. Tenemos por tanto una lesión dependiente de la edad, influenciada por la actividad deportiva (que aumenta la probabilidad de recurrencia) y el origen traumático o atraumático, principalmente, y que parece entender de diferencia de género. Uno de los problemas más importantes de esta lesión es el daño capsular y ligamentoso, vascular y nervioso (que debe ser descartado desde un principio), junto con el dolor que se desencadena, así como las posteriores retracciones la cápsula en determinadas zonas

¿Por qué sucede? Anatomía del hombro

El motivo de la lesión está en el fallo de la función del sistema muscular, favorecido por la anatomía, que por naturaleza da una articulación con superficies desproporcionadas. Siendo el motivo la disfunción muscular y la estructura anatómica, comencemos con el estudio anatómico simple para que todos los lectores, no sanitarios inclusive, lo comprendan fácilmente. Resaltemos que la importancia de esta articulación radica en su función principal de relación con el entorno, es decir, la persona debe poder realizar con calidad todas las tareas de la vida diaria y ocio.

Es una articulación completamente libre, para permitir cualquier tipo de movimiento, pero además debe tener estabilidad. Pero no todo puede perfecto, tenemos un problema mecánico por naturaleza, y es que si vemos la articulación del hombro (en concreto la articulación glenohumeral), tenemos dos piezas que conformadas por una esfera de 30 mm de radio en relación a una cavidad cóncava mucho más pequeña, dando lo denominado enartrosis (es lo mismo que decir una articulación con mucha capacidad de movimiento). Esto corresponde el símil de una naranja a granel articulada con la mitad de una cárcara de nuez.

En una articulación como tal, al igual que pasaría con la naranja, sin otros elementos pasivos y activos que le den un refuerzo, fácilmente tras un movimiento de deslizamiento se sale y daña a la cápsula y ligamentos, deslizamiento que se daría de no ser que esté dotada de un buen sistema muscular. Se ve perfectamente la congruencia anatómica en la primera imagen.

En concreto, el refuerzo capsular junto a los ligamentos glenohumerales solos serían ineficientes, necesitando la acción muscular. El resultado es una articulación reforzada por músculos en sentido longitudinal y transversal, que ayuda al ligamento y la cápsula a que por la discordancia entre las superficies de la articulación no haya ningún problema mecánico. Para aquellos a los que les interese conocer mejor la acción muscular exponemos lo siguiente: – En sentido transversal: redondo menor, subescapular, supraespinoso e infraespinoso. – En sentido vertical o longitudinal: deltoides, coracobraquial, bíceps y tríceps. De este modo, la musculatura que estabiliza en sentido vertical impide que por acción de la gravedad la cabeza humeral descienda y la pone en contacto con la glena escapular, y por otra parte, la musculatura que estabiliza en sentido transversal impide que la cabeza humeral vire hacia delante o detrás.

¿ Que pueden aportar la Fisioterapia y la Osteopatia?

Las dos conjuntas forman parte del tratamiento como tal desde el periodo de inmovilización con cabestrillo postreducción, debiéndose realizar ejercicios propioceptivos y de activación, aún con contracciones isométricas de la musculatura escapular y movilidad de las articulaciones libres (de los dedos, muñeca, cuello…).

En el preoperatorio el objetivo será fortalecer la musculatura que se indicará posteriormente y tener un buen rango de movimiento articular con el mismo método de implementación de ejercicio que en la fase final del postoperatorio. El papel propioceptivo es importante, puesto que la intervención fisioterapéutica siempre debe ir orientada, tanto para el tratamiento conservador sin intervención quirúrgica como con intervención, a la rehabilitación funcional. Con esto quiero decir, que voy a comenzar trabajando la propiocepción de pie (en bipedestación), lo que mejorará el input propioceptivo, e incluso con los ojos cerrados conforme se avance. Previo a comenzar a mover el hombro, deben estar normalizadas las funciones de las piernas y la pelvis, que como zonas de regulación (tampón) mejorarán no solo la postura sino que también la función de la estructura musculoesquelética escapular. Como resultada, el hombro estará en disposición mecánica más desahogada para trabajar.

Es justo en este campo, en el que la Osteopatía se convierte en una herramienta más, y muy valiosa, permitiendo regular la movilidad de dichas estructuras que gracias al ejercicio se mantendrán con una función facilitando al hombro su posterior trabajo. Ni que decir tiene, que una hipomovilidad en una articulación glenohumeral puede dar una hipermovilidad de la articulación contralateral, al igual que una hipomovilidad de la acromioclavicular o esternoclavicular… pueden desarrollar también estas adaptaciones. Recordemos que la fascia es todo, es decir, la envoltura que envuelve cada estructura corporal, habiendo continuidad. Por lo que la retracción capsular puede dar repercusiones a distancia por la continuidad de las membranas.

El ejemplo de ello, lo tenemos en la ausencia de beneficio del trabajo de deltoides posterior en luxación anterior de hombro, puesto que acortamos una zona de retracción, de modo rítmico, lo que deja de ser un tratamiento funcional, fisioterapeutico y osteopático. Perfectamente, un ilíaco posterior, ya sea por falsa pierna corta o verdadera falsa pierna corta, puede dar como resultado por acción del dorsal ancho y la misma intervención de la musculatura paravertebral contralateral, una alteración no solo de la charnela dorsolumbar, sino también directamente la posición anterior del hombro y alteración escapular. Si posturalmente el hombro adopta la posición anterior, tras un movimiento brusco del brazo, puede por espasmo muscular, darse fácilmente luxación. De ahí un factor favorecedor de luxaciones por movimientos sin fuerza y tras leves roces con algún objeto o persona (típico en práctica deportiva) La cadena lesional en caso de ser ascendente, y habiendo alterado los ilíacos y la charnela dorsolumbar, podría llegar perfectamente hasta el occipucio y
zona cervical, alterando por tanto esta la inervación de la musculatura del manguito y la estabilizadora longitudinal.

El trabajo osteopático nos representa una herramienta potente. El hecho de reducir el dolor, la inflamación y rango de movimiento libre, puesto que teniendo una óptima recuperación funcional ya se consigue todo lo demás por sí solo.

La fisioterapia ayuda no solo con la realización de propiocepción y ejercicio, sino también con la estimulación eléctrica acompañada de este. De este modo, la adecuada estimulación hará que las fibras musculares se acostumbren a trabajar con una determinada frecuencia ante el movimiento ya sea brusco, de poca amplitud o hasta el final del rango de movimiento.

Los ejercicios de tipo PNF y de pilates terapéutico son muy aceptados generalmente y también dan buenos resultados. Un método de mejora propioceptivo de los más modernos, y que por varios estudios es efectivo, es el kineosiotape, que parece mejorar el input propioceptivo en el hombro y la mejor función muscular durante el deporte.

Un papel importante, del que quizás no se ha investigado mucho, es la estimulación del ganglio estrellado mediante manipulación de la charenla cervicodorsal… que en caso de que hayan haber alteración vascular o nerviosa estimulará al menos la vascularización del miembro superior.

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