Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer sufre cambios muy importantes, tanto físicos como fisiológicos. El crecimiento del bebé conlleva que la barriga aumente de volumen y se alteren las curvas de la columna. A consecuencia de ello, a menudo pueden aparecer dolores en la espalda o en la pelvis. Estos cambios también influyen en las vísceras, ya que el bebé ocupa un espacio considerable, lo que significa que hay menos para los pulmones, el estómago, los intestinos… Esto puede conllevar algunos síntomas molestos como estreñimiento, reflujo , dificultades en la respiración, etc.

Estos son los principales motivos que hacen que las embarazadas lleguen a la consulta, pero no es necesario tener que sufrir molestias durante el embarazo para dirigirse al osteópata.

Saber más