Osteopatía en bebés y niños

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La osteopatía en niños está especialmente indicada y puede aportar resultados definitivos, ya que, en estos años de evolución y crecimiento, numerosas estructuras están en formación y consolidación. La osteopatía resuelve las tensiones y compresiones que un parto difícil causa en sus delicadas estructuras. El niño tiene unos potenciales altísimos de adaptación y corrección. Estos son aprovechados por el osteópata, para hacer un tratamiento sutil y suave, nada agresivo y con un profundo respeto hacia la naturaleza innata del niño.

Hay que tener en cuenta que, muchas veces, el origen de estas patologías asienta simplemente en tensiones del tejido blando del bebé (fascia, músculos, ligamentos…) o en restricciones o ausencia de movilidad de algunas articulaciones de su cuerpo.

Lo ideal es aplicar el tratamiento durante los 6 primeros meses de vida, que es cuando más efectivas son las técnicas gracias al gran potencial de cambio que presenta el bebé, y cuando mejores y más rápidos resultados se obtienen. Es importante saber que es un tratamiento totalmente compatible con la medicina convencional y que no sólo es curativo sino también preventivo, es decir que siempre es recomendable acudir en los primeros meses de vida con el fin de detectar esos posibles desajustes que en el 70% pasan desapercibidos.

En muchos países europeos es habitual que el pediatra envía al bebe a este trabajo desde los primeros días o meses de vida de los bebés. De esta manera se evita la cronicidad de enfermedades futuras, sin padecer molestos síntomas durante años y abreviando el número de sesiones para restablecernos.

A continuación, unos signos muy habituales que pueden tener origen en la falta de movilidad de los huesos craneales o en pequeñas tensiones fasciales periféricas, sin que sean considerados como “patológicos” por la medicina convencional.

Ejemplos:

– Llanto excesivo antes de las comidas: quizás no es un rechazo caprichoso de la comida, es posible que el niño intenta informarnos de que su diafragma está en espasmo y que comer supone un esfuerzo por falta de apertura del conducto esofágico del diafragma.

Muchas veces la causa de este espasmo puede estar a distancia y encontrarse, por ejemplo, en el nervio vago, responsable de las funciones neurovegetativas: su salida a nivel craneal es en el agujero rasgado posterior entre los huesos occipital y temporal. Compresiones pos- parto en esta zona pueden alterar la función digestiva y ser causa de náuseas y otras alteraciones.

 

– Dificultades en conciliar el sueño: pueden ser causados a compresiones craneales sutiles que alteran el buen funcionamiento de los procesos circadianos del hipotálamo.

 

– Un niño que se chupa el dedo en una edad ya avanzada: puede ser producto de un mecanismo inconsciente para intentar bombear el paladar y corregir alguna disfunción de la bóveda craneal. El reflejo de succión, es una técnica inconsciente del bebé para facilitar el bombeo craneal, después de la compresión sufrida por el parto. Cuando el niño sigue con esta acción años después, puede ser una manifestación de que existe alguna necesidad de mantener los bombeos.

 

– Un déficit de atención o dificultades en el aprendizaje o problemas de comunicación pueden ser producto de pequeñas alteraciones craneales.

 

– Algunas posturas que adopta el niño, por ejemplo, al estudiar, pueden ser una compensación natural que encuentra el niño a desviaciones de la columna que se están produciendo. El osteópata puede detectarlas y determinar si el origen es craneal.

 

Por tanto, el trabajo osteopático no sólo está enfocado a niños con trastornos claros, con síntomas evidentes, sino también para aquellos que lloran más, que les cuestan comer o dormir, que son más propensos a contraer enfermedades, etc. Muchas veces se acepta que ese niño es de una determinada manera, sin buscar la causa y sin buscar el remedio.
Se recomienda también él trabajo preventivo, para evitar que pequeños trastornos se conviertan en enfermedades en un futuro.

 

La información de las posturas intrauterinas es de gran ayuda para el osteópata en el tratamiento posparto. Cuando hubo daño prenatal, es indispensable tratar al bebé tan pronto como sea posible, incluso dentro de las veinticuatro horas siguientes al parto.
Se recomiendan visitas periódicas durante los primeros años de vida, a la vez que se hace un seguimiento con el pediatra, especialmente en épocas de crecimiento.

 

Las fontanelas craneales se cierran hacia el final del segundo año y el cerebro triplica su tamaño en este tiempo. El córtex cerebral no está formado aún hasta los dos primeros meses de vida, por lo cual la parte cognitiva del bebé está desarrollándose y podemos ayudar a que el desarrollo neurológico sea óptimo.

 

El trabajo de un osteópata consiste en equilibrar las membranas, suturas y líquido. Con la osteopatía craneal se actúa sobre el sistema nervioso (así como los nervios craneales); sobre la linfa, y por lo tanto sobre el sistema inmunitario y sobre todas las estructuras del cuerpo y sobre el sistema vascular.

 

Las lesiones a nivel craneal afectan también a nivel de la cintura escapular y pelvis, ya que el cuerpo posee fascias que interrelacionan las distintas estructuras.

Es importante la observación por parte de los padres: pej. si el niño mueve ambos brazos y piernas por igual, si es inquieto o tranquilo, si aprende a hablar pronto, su forma de caminar, etc.

INDICACIONES

Alteraciones traumáticas óseas (subluxación congénita de cadera, problemas del paladar asociados al labio leporino (trabajo sobre el maxilar postquirúrgico).

Deformaciónes craneales (plagiocefalias) o del cuerpo.

Escoliosis, tensiones musculares, tortícolis, inversiones de pies

Cólicos del lactante, reflujos, vómitos, estreñimiento / diarrea, problemas de succión de leche materna.

Trastornos del comportamiento y aprendizaje (hiper e hipo actividad), déficit de atención, trastornos del sueño, irritabilidad.

Mala oclusión dental, estrabismo, sinusitis, dolor de cabeza.

Trastornos ORL crónicos (otitis, bronquitis,…).

Etc…

Ejemplo de caso

Cólico

En el caso del cólico del lactante la osteopatía centra su tratamiento en el cráneo del bebé o en el intestino, al considerarlo como el origen del dolor. La causa podría tener su origen en el parto, ya que en el nacimiento el cráneo del bebé se amolda al canal del parto para atraversarlo y salir. Por otro lado el diafragma debe comprimirse y sufre las rotaciones del cuerpo en descenso forzado por las contracciones del útero, afectando su buen funcionamiento. Esto puede desequilibrar la zona del estómago y puede provocar tensiones en los esfínteres y producir regurgitaciones. Se pueden asimismo quedar un poco cerrados los esfínteres que vacían los ácidos pancreáticos y biliares al duodeno, con la siguiente dificultad para digerir los gases producidos por la leche.

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