por Katherinne Ojeda

Kinesióloga

 

 

 

 

El tronco, los brazos y la cadera descansan como un bloque sobre las caderas, por lo tanto, deben disponer de una superficie de apoyo amplia y suficiente para poder permitir y transmitir la carga corporal y además facilitar la movilidad para la marcha. Por lo tanto, la cualidad esencial en la cadera es la estabilidad, por eso, una cadera rígida pero estable cumple mejor su función que una cadera muy móvil pero inestable.

 

 

 

 

 

 

 

Las principales patologías de cadera en el país se presentan frecuentemente en personas adultas, ya sea por un avanzado desgaste de las articulaciones (artrosis) o por fracturas generadas por una debilidad en la estructura ósea del paciente. En el primero de los casos se da casi de forma equitativa entre hombre y mujeres. En el segundo, se observa mayor cantidad de pacientes de sexo femenino (en proporción 4 a 1), debido a que este grupo suele presentar problemas de osteoporosis a temprana edad, factor que aumenta las probabilidades de tener este tipo de lesiones.

El dolor es el primer síntoma, luego aparecen limitaciones funcionales básicas como problemas para sentarse y caminar, hasta imposibilitar acciones tan sencillas como ponerse o abrocharse los zapatos.

 

El objetivo principal de la rehabilitación de la cadera es que esta sea estable. Por los tanto, es más importante su estabilidad que su movilidad, al contrario como puede ocurrir en el tobillo o en el hombro. Así pues, habrá que asegurar la estabilidad, pero con un componente de independencia que se lo da el aprender a disociar los movimientos de la cadera respecto a las articulaciones vecinas: la pelvis y columna, y la rodilla. Dos complejos articulares que habrá que tener en cuenta en el plan de tratamiento.

En el caso de la cadera los problemas tienen que ver más con el dolor debido a la carga que soporta y el espasmo muscular peri articular que a problemas de movilidad. Por lo tanto, por un lado procuraremos trabajar la estabilidad articular mediante el fortalecimiento muscular y la estabilización pélvica, y por otro, intentaremos asegurar una movilidad que descomprima la articulación (en casos de patología articular compresiva, como artrosis) o que asegure un rango de movimiento funcional en los principales movimientos, sobre todo, los desplazamientos de la posición sentado erguido ó la inclinación a partir de la posición erguida y la marcha.

 

 

Uno de os efectos más interesantes del método Pilates es el fortalecimiento de la musculatura postural mediante ejercicios que contribuyen a la estabilización de las estructuras proximales, como en la pelvis, de tal forma que los grandes músculos que se insertan en ellas pueden desarrollar toda su potencia.

Cabe destacar que es importante a la vez mantener una columna estable y alargada durante los movimientos y realizarlos con calidad y precisión más que basarse en las repeticiones de los ejercicios, siendo la estabilidad del “centro o the core” fundamental para el establecimiento de una base firme para el movimiento de las extremidades inferiores.

Cuando se trata de patologías quirúrgicas se establece un plan de rehabilitación posquirúrgica, aunque también se sugiere un plan preoperatorio dependiendo del nivel de movilidad que tenga el paciente, el dolor y progresión de patología. El beneficio de esto va enfocado principalmente al aumento de fuerza, movilidad y rango de movimiento de las articulaciones adyacentes. Tras la cirugía, los ejercicios se deben modificar para adaptarlos a cada realidad individual y a las limitaciones impuestas por la propia cirugía.