El sistema se basa sobre el principio de Mecanismo Respiratorio Primario (MRP). Dentro del cráneo encontramos la Neuroglia, es el conjunto de células que nutren las neuronas para que estas puedan hacer su función. Esta neuroglia se contrae y se relaja de forma rítmica en ciclos 8-12 por minuto y es el motor de la fluctuación del Líquido Céfalo-raquídeo (LCR). Esta sustancia baña todo el sistema nervioso central y tiene una doble función, una de protección y otra de nutrición. Es como la “farmacia” del cuerpo, tiene un origen arterial, tiene propiedades a nivel inmunitario y llega a todos los lugares del organismo a través del tejido nervioso. El sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) están recubiertos de tres capas que le ofrecen integridad y protección. Son las denominadas meninges o membranas de tensión recíproca (la duramare, piamare y Aracnoides). El LCR pasa entremedio de dos de ellas. Las meninges envuelven el cerebro y bajan como un calcetín por la columna vertebral hasta anclarse al sacro. Por eso hay una conexión anatómica directa entre el Cráneo y el Sacro, de aquí nace la osteopatía Cráneo-sacra.
Por otro lado, la osteopatía considera que los diferentes huesos del cráneo se mueven uno con respecto al otro. Este movimiento es fácil de notar en un recién nacido dónde la estructura de la esfera craneal todavía no está definida y no se han fusionado todavía las suturas y las diferentes piezas óseas. En los adultos sin embargo se considera que el movimiento es muy menor (20 micras), este movimiento está conservado y está impulsado por el mecanismo respiratorio primario.
Con lo explicado es fácil entender que, si el cráneo se mueve impulsado por el MRP y este está anclado al sacro a través de la duramadre, existe un ritmo cráneo-sacro. La osteopatía trabaja sobre este ritmo y el objetivo de las técnicas cráneo-sacras son mejorar o restaurar las faltas de movimiento en este ritmo para que el LCR pueda llegar a cada célula del cuerpo.
Así la osteopatía puede tratar las consecuencias de un traumatismo craneal, procesos inflamatorios (pej. sinusitis, otitis), problemas derivados del parto en bebés (fórceps, ventosas). No obstante, y por la relación cráneo-sacra antes explicada, también se tratan traumatismos en la columna lumbar, sacro o coxis que a la larga pueden producir dolor de cabeza. Muchas personas que han tenido una intervención con anestesia epidural sufren posteriormente con rigidiza cervical y migrañas debido al espasmo de las meninges ante la agresión de la anestesia. Otra indicación la sería el tratamiento odontológico dónde cada vez más se trabaja conjuntamente para evitar implantes y ortodoncias, o cuando hay problemas en la articulación temporo-mandibular (bruxismo).
Pero dónde la osteopatía craneal sin duda tiene más éxito es en el tratamiento de las cefaleas y migrañas. Primero hace falta identificar la causa que puede ser desde alteraciones cervicales, atrapamientos nerviosos a problemas de congestión venosa.
Las técnicas craneales son suaves, especialmente útiles y la base del trabajo de pediatría, sin embargo, el trabajo sobre adultos se revela como una buena herramienta en patologías de larga duración, traumas antiguos y patologías que traen cambios asociados con el estado de ánimo.